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Roberto Fernández Retamar

Adiós a Roberto Fernández Retamar

Declaración de la Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

Con estas palabras, Casa de las Américas despidió a Haydée Santamaría en julio de 1980. Las hacemos nuestras para despedir al querido Roberto Fernández Retamar, quien falleció el 20 de julio en La Habana a los 89 años de edad.

Roberto Fernández Retamar es un intelectual de estatura universal. Sus aportes a la poesía, el ensayo y las letras lo colocan a la altura de los grandes intelectuales de Nuestra América.

Retamar pensó y nos enseñó a pensar en clave emancipatoria algunos de los problemas nodales de nuestra identidad y de nuestra historia, convirtiéndose en un referente central de la cultura cubana y latinoamericana contemporánea. Entre los textos que conforman su vasta obra, Calibán (1971) representa mucho más que un libro; es la llave de bóveda que inauguró una lectura original desde donde pensarnos como región y desde donde leer el mundo con mirada nuestroamericana.

Coherente, generoso, solidario y ético, don Roberto también fue un grandísimo hacedor. Cuando en 1965 asumió la dirección de Casa de las Américas, rápidamente la potenció como uno de los principales centros de gravitación cultural del continente. Desde entonces, cada latinoamericano y latinoamericana que ingresa a Casa siente que lo hace a su propio hogar. Es esa hospitalidad la que integra desde hoy el legado de Retamar.

Desde Casa de las Américas, Retamar contribuyó a fortalecer el pensamiento crítico, revolucionario, emancipador, descolonizador. El propio Retamar sostenía que Casa de las Américas no era solo una institución, entreviendo en ella un espacio vital desde donde fortalecer una hermandad intergeneracional. Su apuesta incansable por la formación de las y los jóvenes es la que nos confirma que ha partido un imprescindible. Esa apuesta es la que CLACSO asume como compromiso para continuar difundiendo la obra de Fernández Retamar entre las nuevas generaciones.

Hasta siempre, querido Roberto.


Declaración de la Casa de las Américas

«Puso a disposición de los hombres lo que tenía de inteligencia // […] Les entregó lo que tenía de coraje // […] Hizo su parte, llegado el momento // […] al final, declaró que volvería a empezar si lo dejaran». Así se expresaba el poeta en los versos titulados «Sería bueno merecer este epitafio», y así lo recordamos.

La muerte de Roberto Fernández Retamar es una pérdida irreparable para la cultura cubana. Desde que se dio a conocer en 1950 con el poemario Elegía como un himno, su obra fue abriendo cauces y marcando hitos en la poesía de lengua española, a la que legó textos que quedarán para siempre como «Felices los normales», «¿Y Fernández?» o «Con las mismas manos».

No menos relevantes son sus penetrantes y esclarecidos ensayos, que ponen en evidencia la vastedad de su pensamiento y la magnitud de su labor intelectual, tanto si recordamos ese clásico de la reflexión latinoamericana y caribeña, «Caliban», como si pensamos en Para una teoría de la literatura hispanoamericana, en su fervorosa pasión por la obra martiana, o en sus lúcidos ensayos sobre el papel del intelectual y los procesos de descolonización cultural en nuestra América.

Es imposible disociar su nombre de la historia de la Revolución cubana, separarlo de un fenómeno que ha sido asunto e inquietud permanente, tanto como escenario vital y caja de resonancia de su figura y su obra.

Sería mucho, ya, si ese fuera el legado de Roberto, pero a su obra literaria habría que añadir su labor docente y su inigualable faceta de editor, que lo llevó a dirigir diversas revistas antes de asumir en 1965 la dirección de Casa de las Américas, para consolidarla como uno de los más importantes referentes culturales de nuestra América.

Pero aún haría más, al frente de la Casa de las Américas toda desde 1986, como continuador de la heroína y fundadora, Haydee Santamaría, y del gran pintor Mariano Rodríguez. El privilegio de que Roberto presidiera en las últimas décadas esta Casa contribuyó a que –bajo su conducción– ella apostara por el riesgo sin dejar de ser fiel a sí misma, al espíritu que la vio nacer en la descomunal e inconclusa tarea de la integración cultural de la América Latina y el Caribe.

En ocasión de la dolorosa pérdida de Haydee, la Casa de las Américas dio a conocer una declaración –en la cual se transparenta la escritura de Roberto– que concluía afirmando: «Es necesario decir que estará con nosotros, en nosotros. […] Pero desde ahora somos más pobres, aunque nos acompaña para siempre el honor de haber trabajado bajo su guía, bajo su aliento, que seguimos sintiendo, orgullosos y entrañablemente conmovidos, a nuestro lado». Esas palabras siguen siendo válidas para Haydee, tanto como lo son para este entrañable hermano suyo que acaba de dejarnos. Las hacemos nuestras para ti, en este momento de infinita tristeza, querido Roberto.

La Habana, 20 de julio de 2019.